domingo, 21 de abril de 2013

Línea


Hay una línea mayor que se escribe bajo la sombra de mi lengua sumergida en la bravura de tu vientre. Línea que rompe la calma, línea recta hacia el sabor de tu boca tras una noche sin mí; pero hay un momento en el que las sílabas se pierden, donde los átomos que conforman esta intimidad perfecta se han desintegrado. Me miras. Te miro. Hemos ocurrido; esta línea, entonces, es un accidente.

Luego, unas ruinas. Una fortaleza húmeda que envilece el paisaje de la memoria que nos reúne aquí, en el centro de tu cabello enredándose en mi mano (en la izquierda, porque la derecha no sabe, no quiere estar pretendiendo que las distancias se acortan). Pero sigue andando la luna, sigue la línea del fuego espacial que ya no quiso escribirnos. Hablando de escribir: ya no hay cartas, ya no hay costumbres de calma entre cada beso, el mismo que ya no queremos darnos. Porque ya no hay tiempo de seguir con esta farsa, me guardo, dejo que esta línea se pierda. 

Sólo me quedas para subir. Para caídas: "una línea que salve tu tiempo, que derroque a la reina, que diga la medida en que el viento dejará de envolver este cuerpo seco, inmortal".


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