Eres
una puta. Una mujer indiscutiblemente humana, con tus defectos de puta, tus
tetas de puta, tus caderas escurridas de puta y esas comisuras infinitas, ésas
donde puedo deshacerme en sollozos que marchitarán la luz que entra por la
ventana; la misma cuadratura por donde escapan los gemidos.
Eres un
estallido. Una fuerza imparable que se estrella contra la mirada, la mía cuando
te recorre palmo a palmo en busca de una razón más fuerte que el lunar de tu
pierna izquierda. Al mismo tiempo, sin saber cuándo comienzas a serlo, eres una
debilidad difícil de controlar; tanto como el andar de un segundo tras el
siguiente.
Somos
un anochecer que tarda en caer sobre la cama. Porque así, tendidos, desparramados
en la libertad de un cuarto escondido en la inmensidad de esta ciudad, nacemos
para morirnos mutuamente. Para guardarnos en silencio justo cuando un estruendo
sigiloso cubre nuestro cielo. El mismo que carece de alas, el mismo que no
tiene esperanza mayor que el fuego y la entraña contraída en los días
juveniles.
Así,
sin mucho más que añadir, eres un disparate alojado en las yemas de mis dedos.
Una defensa a la que recurro cuando lo demás ya me ha vencido. Incluso cuando “tú”
es “lo demás”.
Estudias literatura? De no ser asi, lo tuyo es nato. Me gusta mucho tu estilo, felicidades.
ResponderEliminarQué tal, Fernanda.
EliminarMuchas gracias por pasar y leer. Respondiendo tu pregunta: no, no estudio literatura ni nada que esté relacionado con la creación literaria. Estudio Ciencias de la comunicación, que es algo lejano a este tipo de textos.
Ojalá coincidamos por aquí de nuevo. Te saludo.